Enfermedad tiroidea y el arsénico en el agua
Desde que salió
a la luz que el agua potable de Chivilcoy contiene arsénico, muchos vecinos han
asociado a la contaminación del agua potable con las enfermedades que pueden
padecer los habitantes de la región, como el mal funcionamiento de la glándula
tiroides, si bien el problema del arsénico en el agua no es nuevo, los
especialistas consultados por LA
RAZON aclararon que es poco probable ya que no existen datos
que lo confirmen y porque Chivilcoy no es una zona endémica, ya que aquí no
existe insuficiencia de ingesta de yodo, el cual se incorpora en el organismo a
través de la sal de mesa o del agua.
De acuerdo a este supuesto, y lo que se ha venido estudiando para relacionar el
agua que bebemos con enfermedades del sistema endocrino, todavía no existe nada
comprobado que indique tal connotación ya que no se han realizado estudios
pertinentes en la zona que lo comprueben.
De acuerdo a las consultas realizadas por LA RAZON a los especialistas en endocrinología de
nuestra ciudad, éstos han considerado que si bien ha aparecido un mayor número
de casos de pacientes con enfermedad tiroidea, nada indicaría que la causa de
tal aumento sea el agua potable.
Por otra parte los médicos endocrinólogos encuestados coinciden en que
Chivilcoy no se encuentra en las zonas denominadas endémicas.
Considerando que en nuestra ciudad son muchas las personas que declaran ser
tratadas por trastornos en la glándula tiroides, la Doctora Judit
Laurelli, no encontró ninguna asociación entre enfermedad tiroidea y el agua
potable, según explicó, durante los últimos años los endocrinólogos fueron
perfeccionándose y al tener más en cuenta a la enfermedad tiroidea, los casos
aumentan en número porque se dan a conocer.
'A partir de ahora, los estudios de tiroides se solicitan en casi todas las
especialidades, desde los psiquiatras hasta los cardiólogos, de manera que hoy
en día, la enfermedad se descubre mucho antes y por ende aumenta el número de
pacientes diagnosticados con problemas de tiroides.
'Quizás por haber más prevalencia de la enfermedad, la gente se lo adjudica al
problema del agua, pero no me consta que así sea', añadió la endocrinóloga.
Si bien se ha demostrado que los niveles de arsénico que aparecen en los
estudios, no son aceptables para el consumo humano, el doctor Guillermo
Deuzeide sostuvo que le resulta poco probable que este tipo de contaminación
afecte la glándula tiroides porque nos encontramos es una zona rica en yodo,
'el problema de la tiroides no tiene que ver con el arsénico sino con el yodo'.
Por su parte, el especialista explicó que esta zona presenta yodo suficiente y
añadió que en la Argentina,
por ley nacional contamos con el aporte de yodo en la sal de mesa.